Desde que Apple abandonara el Touch ID con el iPhone X, la compañía ha desarrollador su nuevo sistema de seguridad mediante reconocimiento facial, al que ha llamado Face ID, que ya va por la tercera generación, con mejoras en cuanto a la rapidez del reconocimiento y a la posibilidad de utilizarlo tanto en vertical como en horizontal con el iPad Pro. Pero ya hemos leído numerosos rumores de que la compañía podría incluir de nuevo un sensor de huellas dactilares en sus iPhone, y según Economic Daily News las negociaciones con Qualcomm están ya tan avanzadas que podrían empezar en la próxima generación, en 2020.
El nuevo lector de huellas dactilares estaría integrado bajo la pantalla, como algunos modelos Anmdroid ya han estrenado con mayor o menor éxito. Existen en la actualidad dos tipos de sensores, ópticos y por ultrasonidos, siendo este último el más avanzado y por lo tanto el que se utilizaría en los nuevos iPhone. Este tipo de sensor es el que se ha utilizado en el Samsung Galaxy S10 y Note 10 con toda la polémica acerca de las dudas en cuanto a la seguridad del mismo al poder burlarse su bloqueo con una simple funda de silicona. Obviamente los iPhone incluirían una nueva generación mejorada en la que la seguridad sería superior y en la que además la superficie de acción del sensor podría llegar a ocupar toda la pantalla para que pusiéramos donde pusiéramos el dedo nos reconociera la huella dactilar.
Los nuevos iPhone convivirían así con dos mecanismos de seguridad, un sistema redundante que algunos no terminamos de comprender, sobre todo los que hemos “abrazado” el Face ID y no echamos de menos el “viejo” sistema de reconocimiento de huellas dactilares. Como dije hace ya unos meses en nuestro podcast, no me opongo al regreso del Touch ID pero no a toda costa. Si es para mejorar el Face ID actual, o para dar más opciones a los usuarios, bienvenido sea, pero bien hecho.
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