En los últimos años, hemos visto como un gran número de terminales han comenzado a ofrecer la certificación IP68 que ofrece resistencia contra el agua y que nos permite sumergir el terminal hasta metro y medio durante media hora. El problema es que esta certificación no cubre todos los tipos de agua.
Esto ha provocado que muchas asociaciones de consumidores de todo el mundo hayan denunciado a la mayoría de fabricantes por anunciar sus dispositivos como resistente al agua, dando a entender que lo son tanto en agua dulce como en agua salada. El último en sumarse a la lista de denunciados es Samsung en Australia.
Según podemos leer en Reuters, la Comisión Australiana de Competencia y Consumo ha demandado a la firma coreana por anunciar la gama Galaxy como adecuados para su uso bajo el agua, tal y como se puede ver en los anuncios de la compañía donde se muestra como los dispositivos son utilizados bajo el agua tanto en piscinas como en el mar.
Según esta comisión, Samsung no probó suficientemente los efectos de la exposición en una piscina o al agua de mar en sus smartphones cuando realizó esos anuncios, afirmando que estos terminales están falsamente representados ya que no se especifica en ningún momento si son adecuados para todos los tipos de agua además de no informar acerca de si no se verían afectados por dicha exposición durante toda la vida del teléfono.
Reuters se ha puesto en contacto con Samsung, quien se ha defendido de esas acusaciones y ha firmado que mantendrá la publicidad, y defenderá el caso ante los tribunales.
Mejor no probar ya que la garantía no lo cubre
Personalmente hice la prueba de la supuesta resistencia al agua con uno de los primeros terminales que la ofrecía, el Xperia Z, aunque en su tercera generación, Xperia Z3. En la piscina el smartphone no me dio ningún problema de funcionamiento, pero una vez lo utilicé en el mar, el jack de auriculares comenzó a dar problemas de conexión hasta que dejó de funcionar, al igual que el puerto de carga.
Si quieres disfrutar del verano con tu iPhone en la piscina o en la playa, lo mejor que puedes hacer es comprar una funda que nos ofrezca la seguridad que necesitamos para evitar que este deje de funcionar por el simple capricho de hacernos fotos en el agua, un capricho que nos puede llegar a salir muy caro.
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