Todo sobre el electrocardiógrafo del Apple Watch series 4


Apple ha presentado el Apple Watch series 4 y la crítica lo ha aclamado como el mejor producto presentado este pasado 12 de septiembre. Y no le faltan motivos.

Una de las grandes novedades que trae es la capacidad de realizar un electrocardiograma. No es una novedad solo del Apple Watch, es una novedad en todos los aspectos y que será muy complicado de recrear por otras compañías. De hecho, supone el primer electrocardiógrafo OTC (producto sanitario de venta libre). Hoy te vamos a explicar todo para que no te líes.

Empezemos por lo básico. Un electrocardiograma (ECG) es una medida indirecta de la actividad eléctrica cardíaca. O, dicho de otra manera, con cada contracción, el corazón se repolariza y despolariza creando un campo eléctrico que es captado por unos electrodos normalmente situados sobre la piel. En este caso, el Apple Watch dispone de un electrodo en la cara inferior del reloj y de otro en la corona digital.

Un electrocardiógrafo capta esas mediciones de electricidad y las refleja en una gráfica. Veremos en ordenadas el voltaje (mV) y en abscisas el tiempo (segundos).


En ningún caso los electrocardiógrafos (Apple Watch incluido) generan una corriente eléctrica hacía el corazón, esto invalidaria todo el ECG. Pero mejor aclararlo, pues se lee de todo por ahí.

Los electrocardiógrafos de los hospitales utilizan diez electródos (uno en cada extremidad y seis sobre el tórax). Estos electrodos nos permiten creas doce derivaciones, o sea, doce medidas diferentes (ya que los electrodos “lo ven” desde diferente lugar) de una misma actividad eléctrica (la de tu corazón), lo que permite localizar diferentes alteraciones.

El Apple Watch, por el contrario, dispone de tan sólo dos electrodos. Esto nos permite obtener una sóla derivación. O sea, nos permite “ver” el corazón desde un sólo punto de vista. En este caso, al estar los dos electrodos en las extermidades superiores, es la derivación I. Si alguna vez te han hecho un ECG, habrás observado unas letras (I, II, III, aVR, aVL, aVF, y de V1 a V6) que corresponden a las doce derivaciones tradicionales. Pues la primera que aparece, la I, es la que obtiene un Apple Watch.

Aún así, esta única derivación puede soponer una información muy valiosa. De hecho, interpretada por un médico, podría diagnosticar numerosas patologías. Aún así, creo que la función del Apple Watch no es la sustituir a los ECG obtenidos en un hospital, sino a derivar al médico o a urgencias a una persona.

Desde el punto de vista del médico, un ECG es tu mejor amigo. Es una prueba sencilla, barata, rápida, objetiva y que ofrece muchísima información, mucha más de la que podrías sospechar. Un ECG nos permitirá conocer posibles cardiopatías isquémicas (infartos de miocardio), valvulopatías, cardiopatías congénitas, alteraciones de la frecuencia cardíaca, alteraciones anatómicas, alteraciones hemodinámicas, alteraciones electrolíticas, enfermedades del pericardio,… En resumen, numerosas patologías tan graves y urgentes como son los infartos (primera causa de muerte en varones y segunda en mujeres en España) que pueden ser diagnosticadas por un ECG, incluso de una derivación. Y no sólo patologías cardíacas, la hiperpotasemia, un trastorno electrolítico grave, puede ser detectado por un ECG como el del Apple Watch.

Así, la utilidad del Apple Watch -ya lo dijo el Dr. Benjamin en la presentación- no radica en el ECG per se, radica en ser un ECG que llevamos en la muñeca. En cualquier momento, en cualquier lugar, podemos obtener un ECG en 30 segundos. Esto permite obtener algo muy importante en la cardiología, un ECG en el momento de los síntomas. Así no ocurre lo de ir al médico cuando no nos ocurre nada -como suele ocurrir a la hora de la consulta- y que nos haga un ECG en el que es posible que no se vea nada pues no hay síntomas en ese momento.


El Apple Watch por sí sólo parace que es capaz de detectar el ritmo sinusal (lo normal), así como alteraciones del ritmo como la fibrilación auricular (FA). Pero la verdadera capacidad diagnóstica del Apple Watch -no debemos olvidarlo- pasa por el médico. Quedará de nosotros hacernos el ECG cuando consideremos oportuno, pero quedará del médico interpretarlo.

El ECG del Apple Watch estará disponible a final de año en EE.UU., momento en el que se activará la opción para los estadounidenses. Esta limitación a EE.UU. es debida a la naturaleza del ECG, ya que al ser un producto sanitario, necesita la aprobación de las diferentes autoridades.

En EE.UU. es la FDA la que aprueba los productos sanitarios y, según Apple, ya ha dado el visto bueno al Apple Watch series 4. En España, deberemos esperar a la AEMPS (Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios) y a la EMA (European Medicines Agency) a que den la aprobación. Aún así, el hecho de que la FDA ya lo haya aprobado hace que la aprobación a este lado del Atlántico sea cuestión de tiempo.

La pregunta es si llegará antes del Apple Watch series 5 (el año que viene presumiblemente) esta capacidad. En EE.UU. está planeado para finales de año sin mención alguna al resto del mundo, por lo que es de suponer que hasta 2019 no veamos el ECG en España.

Aún así, en el momento que se apruebe, es cuestión de activarlo. No es como la versión LTE del Apple Watch que sólo estuvo a la venta en los países compatibles. En este caso, entendemos que todos los Apple Watch series 4 tienen el hardware necesario para realizar el ECG.

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