Mark Zuckerberg tiene ahora un nuevo «mayordomo virtual» en su hogar. Se llama Jarvis y es capaz hasta de jugar con la familia, tocar música, encender luces y reconocer a los visitantes para decidir si abre o no la puerta de casa. Es su mejor creación de inteligencia artificial.
El fundador de Facebook ha invertido más de mil horas de su tiempo libre a crear Jarvis, cuyo nombre proviene del popular asistente de Iron Man. Para Zuckerberg, este podría ser el primer paso hacia un nuevo producto aunque reconoce que le ha llevado más tiempo de lo que esperaba. Pero el joven multimillonario de 32 años no quiere perder tiempo y más viendo cómo otras compañías como Google o Amazon cuenta ya con sus propios asistentes virtuales.
Para Zuckerberg, la creación de Jarvis demuestra a la humanidad que en realidad está «más lejos» de lo que imaginaba de la Inteligencia Artificial, es decir, ese momento en el que una máquina sea capaz de aprender por sí misma y entender el lenguaje. Si bien es verdad que ha habido avances, como el reconocimiento facial, el joven asegura que es difícil enseñar a las máquinas cosas nuevas. «Todo lo que hice este año -el lenguaje natural, reconocimiento facial, reconocimiento de voz y demás- son todas las variantes de las mismas técnicas fundamentales de reconocimiento de patrones», explica el CEO de Facebook. «Aunque pasé más de mil horas -continua-, probablemente no sería capaz de construir un sistema que pudiera aprender habilidades completamente nuevas por sí solo».
El futuro de la inteligencia artificial
Zuckerberg ha explicado en un post cómo Jarvis es capaz de conectarse y hablar con su teléfono o su ordenador para, así, controlar las luces, la temperatura, la programación de música o la seguridad de su casa, entre otras características. El software aprende sus gustos y hábitos, nuevas palabras y conceptos, e incluso es capaz de distraer a su hija Max, de un año de edad.
Para hacer todo esto, Jarvis tiene que conectarse a internet y comunicarse con el resto de los dispositivos del hogar. «La mayoría de los aparatos (de mi casa) ni siquiera están conectados a internet», cuenta Zuckerberg.
Por ello, apunta que la escasez de dispositivos conectados, la falta de estándares comunes para que puedan comunicarse y los desafíos relacionados con el reconocimiento del habla y del aprendizaje de la máquina, han sido grandes obstáculos.
Pero todos estos inconvenientes no son más que nuevos retos a afrontar. «Ningún producto comercial hace esto en la actualidad así que estamos ante una gran oportunidad», asegura Zuckerberg, que tiene previsto mejorar su mayordomo convencido más que nunca de que la tecnología de inteligencia artificial va a explotar en los próximos cinco a diez años. «A largo plazo, me gustaría que Jarvis llegara a aprender por sí mismo nuevas habilidades», confiesa.
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