¿Deben los padres colgar las fotos de sus hijos en las redes?


Beyoncé y su hija Blue Ivy, en Instagram.

Bebés y niños se han convertido en un filón para las redes sociales

Pero, ¿dónde están los límites para los progenitores?

Fetos en el vientre materno, bebés dormidos en un sofá, recién nacidos desnudos dándose su primer baño, niños en el orinal, críos que hacen trastadas, pequeños que se caen del triciclo... Bebés y niños se han convertido en un filón para las redes sociales, incluso antes de nacer.

Instagram se ha llenado de cuentas de bebés adorables que acumulan miles de likes. Otras redes como Vine o Youtube están repletas de vídeos graciosos de críos llenos de pintura o de hermanos que se pegan el uno al otro o de menores que se dan grandes trastazos en columpios.

El álbum familiar de toda la vida ha desaparecido y se ha trasladado a Facebook y a Instagram, con la diferencia de que ahora está a la vista de todos.

Es el fenómeno conocido como 'oversharing' cuando los padres deciden compartir cada minuto de la vida de sus hijos en las redes sociales. Como botón de muestra, en el Reino Unido, los padres publican al año cerca de 200 fotografías de sus menores de cinco añosen las redes sociales, según un estudio publicado por la compañía de Internet Nominet. Es decir, cada pequeño tendrá 1.000 fotos a sus espaldas antes de cumplir los cinco años.

Muchos progenitores piensan que al compartir sus retratos en Facebook sólo los verán sus amigos y no se dan cuenta de que, una vez que las imágenes dan el salto a Internet, dejan de tener el control sobre ellas, pasan a ser públicas y están cediendo todos sus derechos.

"La mayoría de los padres utiliza mal las redes sociales. Ni siquiera saben cómo configurar la privacidad de su perfil. Nunca deberíamos publicar fotos de menores en Internet porque estamos comprometiendo su reputación digital. Podemos colgar imágenes amorosas de los hijos, siempre que no se les reconozca", explica Mar Monsoriu, consultora especializada en redes sociales.

Algunos países empiezan a tomar cartas en el asunto. Francia acaba de aprobar una normativa mediante la cual se podrá imponer multas de hasta 45.000 euros a los padres e incluso un año de prisión por publicar fotos íntimas de los hijos sin su consentimiento.

En el país vecino, la policía tuvo que dar la voz de alarma ante el aluvión de fotos que empezaron a colgar madres y padres de toda clase y condición para seguir la cadena de Facebook Motherhood Challenge que invitaba a colgar tres fotos de sus hijos y a nombrar a otras 10 personas para que hiciesen lo mismo. "Por supuesto que puedes ser un padre orgulloso o madre orgullosa de esos niños tan guapos, pero ¡cuidado! Te recordamos que publicar fotos de niños en Facebook es peligroso", alertó la Policía gala.


Según asevera Monsoriu, uno de esos peligros de los que avisan los agentes es que muchas páginas de pornografía infantil no utilizan las caras reales y horrorizadas de los niños explotados, sino que, mediante aplicaciones, las cambian por los sonrientes rostros de los críos occidentales que obtienen gracias a las redes sociales.

"A menudo criticamos a los adolescentes por su comportamiento en Internet. Pero los padres no lo hacen mucho mejor. En pocos años, los menores podrán llevar a sus padres a juicio por publicar fotos de cuando eran más jóvenes", argumenta Eric Delcroix, experto galo en redes sociales.

MALAS PRÁCTICAS

Entonces, ¿no se debe publicar ninguna foto de menores? ¿Dónde están los límites? ¿Tienen los padres que proteger la intimidad de sus hijos o pueden exponerla tranquilamente?

A juicio de Ramón Arnó, responsable de La familia digital, la clave está en fijar unos criterios que se seguirán a la hora de compartir en la red información personal de cada miembro. "No es lo mismo un tuit comentando que un hijo está mal en la cama, que poner la imagen del menor indispuesto", añade.

De hecho, una madre estadounidense, Melissa Ahor, recibió numerosas críticas por colgar en Facebook la foto de su hija entubada en un hospital tras haber sufrido un coma etílico. La mujer aseguró que lo había hecho para concienciar a los adolescentes sobre los peligros del alcohol. Sin embargo, algunos alertaron de que cada vez que Ryleigh Payton teclee en Google su nombre o busque trabajo, la foto tendida en la cama la perseguirá para siempre.


Desde la Asociación Profesional Española de la Privacidad (Apep), afirman que mientras los niños son menores de edad, los padres tienen la patria potestad y pueden tomar las decisiones que consideren oportunas. A partir de los 14 años, los menores pueden decidir cómo se tratan sus datos de carácter personal, aunque los progenitores tienen la última palabra.

Ante esta situación, la presidenta de la Apep, Cecilia Álvarez, sí que pide a los adultos que reflexionen antes de colgar los retratos familiares y que sean conscientes de los riesgos: "A veces, una mala práctica puede perjudicar a los hijos, por ejemplo, a la hora de entrar en el mercado laboral".

En opinión de Javier González Patiño, profesor universitario e investigador de medios digitales, es muy importante tener en cuenta la opinión del menor en cuanto éste se pueda pronunciar: "Esta difusión de la vida de la infancia debería someterse a su opinión lo antes posible. Compartir su vida es una vulneración de su intimidad y supone decidir por ellos. Existen redes cerradas mediante las que se pueden enviar las fotos sólo a tu círculo privado", sostiene.

Por tanto, si se decide compartir determinadas facetas de la vida en las redes sociales, los expertos recomiendan ser prudentes y tener en cuenta que el registro digital queda para toda la vida. Lo que resulta divertido ahora tal vez no lo sea dentro de cinco años.



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