Es bien sabido que Apple y Samsung mantienen una relación amor-odio. Por una parte, Apple acusa a Samsung de plagiar sus productos pero, por otra, también son su fabricante favorito para muchos de los componentes de sus iPhone. De todas formas, hay algo en lo que sí que están de acuerdo y es en la idea de que las tarjetas SIM tienen los días contados.
La tarjeta SIM existe desde ya hace mucho tiempo. Recuerdo que al principio había que poner toda la tarjeta en los teléfonos, algo impensable hoy en día. Luego se troqueló la parte que hoy conocemos como mini-SIM, ésta redujo su tamaño con la llegada del iPhone original en 2007 dando lugar a la micro-SIM y volvió a encoger con la llegada del iPhone 5 a la nano-SIM. El siguiente paso es su desaparición.
Apple y Samsung ya están hablando con la GSMA (la asociación GSM) para empezar a incluir en sus dispositivos tarjetas SIM electrónicas para que empiecen a aparecer a principios de 2016, según Financial Times. Las eSIM serían inaccesibles para los usuarios y no se podrían sustituir, pero sí que podríamos cambiar de operadoracuando quisiéramos.
Las eSIM son todo ventajas: por una parte, habrá más espacio en el interior del dispositivo para añadir algún componente o que otro componente sea ligeramente más grande. Por otra, no tendríamos que esperar a que nos enviaran una tarjeta nueva en caso de que dejara de funcionar (no se romperían) o cambiemos de operadora. Sería todo más rápido y cómodo.
Hay ya varias operadoras de todo el mundo interesadas como AT&T, Deutche Telekom, Etisalat, Hutchison Whampoa, Orange, Telefónica y Vodafone. Con estas compañías queda cubierto gran parte del territorio mundial, por lo que, en un principio, no deberíamos tener problemas cuando lleguen las eSIM a nuestros países.
Apple ya ha dio sus primeros pasos con la Apple SIM, pero es algo que creo que, a la larga, tendrá que desaparecer como el resto de SIMs. De todas formas, siempre he pensado que la Apple SIM era un movimiento para forzar la desaparición de la tarjeta SIM convencional.
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